Berliner Tageblatt - El socialdemócrata Olaf Scholz y el conservador Friedrich Merz en un pulso por el poder en Alemania

El socialdemócrata Olaf Scholz y el conservador Friedrich Merz en un pulso por el poder en Alemania
El socialdemócrata Olaf Scholz y el conservador Friedrich Merz en un pulso por el poder en Alemania / Foto: © AFP

El socialdemócrata Olaf Scholz y el conservador Friedrich Merz en un pulso por el poder en Alemania

El jefe de gobierno alemán, Olaf Scholz, un socialdemócrata moderado y austero, y el conservador Friedrich Merz, abogado millonario sin experiencia gubernamental, se enfrentan el domingo en las elecciones legislativas de Alemania.

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Durante su larga carrera política, Scholz supo cultivar la imagen de un dirigente moderado y seguro en un país muy apegado a la estabilidad.

Sin embargo, en un país en recesión y agitado políticamente, Scholz lucha por remontar a su principal rival en la última semana de campaña, una batalla que pocos creen que pueda ganar.

Si los sondeos no fallan, Scholz perderá los comicios del 23 de febrero frente a Merz, que prometió un decidido giro a la derecha del país tras dos décadas de gobernanza de carácter centrista bajo Scholz y su predecesora Angela Merkel.

Scholz, 66 años, antítesis de un político extravagante -hasta el punto de ser descrito como "la encarnación del aburrimiento en política" por la revista Der Spiegel-, ha mostrado siempre un enfoque metódico y profesional.

Este antiguo abogado laborista, que a los doce años ya decía querer gobernar el país, según cuenta su padre, prefiere las explicaciones políticas detalladas a la oratoria altisonante.

Como líder de los socialdemócratas (SPD), los tradicionales defensores de la clase trabajadora en Alemania, promete mejores salarios, pensiones y prestaciones.

De cara al exterior, Scholz no es conocido por haber entablado sólidas relaciones con otros dirigentes, a diferencia del presidente francés Emmanuel Macron, aunque mantuvo un trato de afecto mutuo con el expresidente estadounidense Joe Biden.

Su discurso más destacado se produjo a principios de su mandato, hace tres años, cuando declaró que el ataque de Rusia a Ucrania era un "Zeitenwende", un tiempo de cambios, y aumentó drásticamente el gasto en defensa en 100.000 millones de euros.

Sin embargo, a pesar del firme apoyo de Alemania a Ucrania desde entonces, Scholz también reiteró su llamado la moderación, lo que le valió el apodo de "canciller de la paz".

La guerra en Ucrania terminó por dominar su mandato, durante el cual la subida de los precios de la energía golpeó la economía, alimentando las luchas internas en su coalición con Los Verdes y el Partido Democrático Libre (FDP), que se derrumbó el 6 de noviembre.

La semana pasada, Scholz reflexionó sobre su propio estilo de liderazgo y declaró ante el Parlamento que, "especialmente en tiempos de crisis, la prudencia, la experiencia y un rumbo claro son esenciales".

"Un canciller debe mantener los nervios, especialmente en situaciones difíciles", afirmó.

- Cordón a la ultraderecha -

El dirigente pasó a la ofensiva, calificando a Merz de persona "impulsiva" en la que no se puede confiar para mantener el tradicional "cordón sanitario" a la ascendente formación ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), tercera fuerza según los sondeos con el 20% de intención de voto.

Aunque recientemente buscó su apoyo para aprobar una simbólica y controvertida moción parlamentaria para endurecer la política migratoria, Merz ha descartado vehemente un gobierno con AfD.

Entre las propuestas más duras del líder de los democristianos alemanes (CDU/CSU) figuran planes para cerrar las fronteras a los inmigrantes indocumentados, incluso si solicitan asilo -un derecho legal-, y para detener a los que están esperando a ser deportados.

Merz, de 69 años y exabogado de inversiones, también prometió "tolerancia cero" en materia de orden público, limitar las políticas "woke" y el lenguaje inclusivo, y estudiar el regreso a la energía nuclear, argumentando que esto atraerá a los votantes de AfD.

Pero, si gana, puede que tenga que moderar algunas de sus políticas para encontrar un socio de coalición, posiblemente los socialdemócratas de Scholz.

Durante la campaña, Merz comparó en el Parlamento a Scholz y sus aliados con directivos de empresa que llevaron a la quiebra a una empresa, pero aun así piden prorrogar sus contratos cuatro años más.

"¿Saben lo que dirían los propietarios cuando dejaran de reírse?", preguntó burlonamente. "Les pedirían educadamente que abandonaran la empresa".

El democristiano, que destaca entre la multitud con sus 1,98 metros de estatura, tiene una sólida experiencia empresarial que lo hizo millonario, pero nunca ha ocupado un cargo de liderazgo gubernamental.

Además de las promesas en materia económica, Merz prometió reconstruir el papel internacional de Berlín para "una Alemania de la que podamos volver a sentirnos orgullosos".

Este combativo orador trató de proyectar una imagen de estadista y afirmó confiar en que puede hacer frente al presidente estadounidense Donald Trump, al que calificó de "predeciblemente impredecible".

Merz ha buscado convertir su larga trayectoria en el mundo empresarial en una fortaleza clave, señaló el politólogo Antonios Souris de la Universidad Libre de Berlín.

"Le gusta flirtear un poco con ese papel de haber vuelto a la política como un outsider, como un experimentado líder empresarial, no solo como un político de carrera como Scholz", apuntó.

Su curriculum y fortuna personal han dejado a Merz expuesto a críticas de estar desconectado de los votantes, una acusación que él ha refutado al insistir en que pertenece a la "clase media alta".

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M.Odermatt--BTB