Berliner Tageblatt - "Vimos las calles llenas de cadáveres", cuenta una mujer alauita en Siria

"Vimos las calles llenas de cadáveres", cuenta una mujer alauita en Siria
"Vimos las calles llenas de cadáveres", cuenta una mujer alauita en Siria / Foto: © SANA/AFP

"Vimos las calles llenas de cadáveres", cuenta una mujer alauita en Siria

Rihab Kamel, una mujer alauita del oeste de Siria, se escondió dos días en el baño de su casa con su familia, mientras hombres armados fieles a las nuevas autoridades buscaban a miembros de esta minoría asociada al depuesto presidente Bashar al Asad.

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"Apagamos las luces y nos escondimos", cuenta esta madre de familia de 35 años, que tuvo que dejar su casa situada en la ciudad portuaria de Baniyas.

"Cuando pudimos huir de nuestro barrio de Al Qusur, vimos las calles llenas de cadáveres", contó a AFP desde una región cercana a la frontera libanesa en Siria.

"¿Qué crimen cometieron los niños? ¿Son también partidarios del régimen [derrocado]?", se pregunta la mujer, acogida por una familia cristiana. "La comunidad alauita es inocente", sentenció.

Las violencias comenzaron después de un sangriento ataque el jueves de partidarios del antiguo poder de Asad contra las fuerzas de seguridad en la costa oeste de Siria, bastión de la comunidad alauita, una minoría musulmana de la que proviene el antiguo presidente.

Las fuerzas de seguridad de las nuevas autoridades y grupos aliados intervinieron como refuerzo, desatando las peores violencias desde la toma de poder, el 8 de diciembre, de una coalición de rebeldes dominada por islamistas radicales sunitas.

Según la oenegé Observatorio de los Derechos Humanos (OSDH), que cuenta con una amplia red de informantes en Siria, "745 civiles alauitas fueron asesinados" desde el jueves.

Una fuente de seguridad citada por la agencia oficial Sana informó el viernes de "abusos aislados" y el presidente interino, Ahmad Al Sharaa llamó el domingo a la unidad y la paz tras los violentos enfrentamientos.

Pero en la costa siria se suceden los testimonios de matanzas.

- "Si hubiera esperado cinco minutos, habría muerto" -

Siria es un país compuesto de varias comunidades: sunitas, mayoritarios, kurdos, cristianos y drusos.

Los alauitas estuvieron fuertemente representados en el aparato militar y de seguridad del clan Al Asad, que durante más de medio siglo, primero con Hafez y luego con Bashar, gobernó el país de forma autoritaria y represiva.

En Baniyas, Samir Haidar escapó por poco de la muerte. Pudo huir justo antes de que llegaran los hombres armados, pero sus dos hermanos y su sobrino no tuvieron tanta suerte.

Este alauita de 67 años pasó más de diez años en las cárceles de Asad, al que él y sus hermanos se oponían.

Dice haber oído explosiones y disparos el viernes por la mañana, cuando llegaron las fuerzas desplegadas en la ciudad, entre ellas "combatientes extranjeros", según él.

"Entraron en el edificio y mataron a mi único vecino (...) Si hubiera esperado cinco minutos, habría muerto", recordó el hombre, que se refugió con su mujer y sus dos hijos en un barrio sunita de la ciudad.

Los hombres armados también entraron en el edificio donde vivía su hermano. "Reunieron a todos los hombres en el tejado y les dispararon. Murieron todos, incluido mi hermano", contó.

Su segundo hermano, de 74 años, también fue asesinado junto con su hijo y otros hombres de su edificio. "Hay casas con cuatro o cinco cadáveres dentro", dijo, antes de pedir "ayuda para enterrar" a las víctimas.

- "Cuerpos al mar" -

En la ciudad costera de Latakia, habitantes informaron a la AFP que grupos armados habían secuestrado a varios alauitas, que luego fueron encontrados muertos.

Entre ellos, Yasser Sabbuh, director de la Casa de la Cultura, un organismo estatal. Su cuerpo fue arrojado frente a su domicilio.

Unos kilómetros más al sur, un habitante que pidió el anonimato llamó a la AFP llorando desde la ciudad de Jablé, aterrorizado por los grupos armados que tomaron el control de la ciudad.

"Somos seis personas en la casa, con mis padres y mis hermanos. No hay electricidad desde hace cuatro días, no hay agua, no tenemos nada para comer y no nos atrevemos a salir", dijo.

"Mataron a más de cincuenta personas, miembros de mi familia y amigos. Recogieron los cadáveres con excavadoras y los enterraron en fosas comunes", añadió. "Arrojaron incluso algunos cuerpos al mar".

Jaafar Ali, un alauita de 32 años, contó que tuvo que huir a Líbano con su hermano.

"No creo que vuelva pronto a Siria," admitió. "Queremos ser acogidos en un país seguro donde no seamos reprimidos como alauitas, o queremos protección internacional".

H.Seidel--BTB