Conmoción en ciudad siria de Atme tras la muerte del jefe del EI
Cuando las fuerzas estadounidenses empezaron a sobrevolar el miércoles la localidad siria de Atme, donde se escondía el jefe del grupo Estado Islámico, Mahmud Shehadé confundió el ruido de los helicópteros con una tormenta.
Pero en cuanto salió de su casa, no creía lo que estaba viendo. Era medianoche pasada y los helicópteros apuntaban con sus focos hacia una casa, lanzando llamados por los altavoces.
"Oímos que le pedían a una mujer que se entregara", explica a la AFP Shehadé, un habitante de Atme.
Según él, una de las voces hablaba en inglés y otra "traducía al árabe y le gritaba a la mujer, en un dialecto iraquí: 'entrégate y deja que los niños vengan hacia nosotros'".
El hombre ignora si la mujer se entregó.
Según un responsable de la Casa Blanca, las fuerzas especiales estadounidenses llegaron en helicóptero el miércoles por la noche cerca de Atme, una ciudad de la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria. Allí lanzaron el asalto contra la vivienda donde se encontraba el jefe del grupo Estado Islámico (EI), Abu Ibrahim al Hashimi al Qurashi.
- "Taxista" -
El dirigente del EI, "sin tener en cuenta las vidas de su propia familia u otras personas en el edificio, eligió hacerse saltar por los aires", declaró más tarde el presidente estadounidense, Joe Biden.
Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), la operación dejó trece muertos, incluyendo cuatro mujeres y tres niños.
Los vecinos de Atme dijeron a la AFP que oyeron el ruido de helicópteros, seguido de "explosiones" y "disparos" durante unas dos horas.
Según Abu Ali, un desplazado que vive en Atme, los soldados estadounidenses que participaban en la operación les dijeron que venían a "librarles de los terroristas".
Ninguno de los vecinos de Qurashi pensaba que en la modesta casa de dos pisos vivía el jefe del grupo que sembró el terror durante años en Siria e Irak.
Ni siquiera Mohamed al Sheij, el dueño de la casa. Él pensaba que su inquilino era un taxista.
Según dijo Sheij a la AFP, Qurashi llevaba once meses alquilando la casa, por unos 100 dólares mensuales.
"Yo no vi nada sospechoso. Solo venía para pagarme la renta. Vivía con sus tres hijos y su esposa. Su hermana, viuda, y su hija vivían en la planta de arriba", contó.
- "Afable" -
A Qurashi, cuyo verdadero nombre era Amir Mohamed Said Abdel Rahman al Mawla, lo apodaban "el profesor" o el "destructor".
Antes de ponerse al frente del grupo yihadista tras el asesinato de su predecesor, Abu Bakr al Baghdadi, a finales de 2019, tuvo un papel destacado en la masacre de la minoría kurdohablante de los yazidíes.
Una de las últimas veces que Sheij lo vio, el yihadista cosechaba aceitunas cerca de la vivienda. "Me ofreció un café. Cuando le pregunté cómo se ganaba la vida, me contestó: 'gracias a mi auto'".
Según Sheij, Qurashi era alguien "afable y jovial, que se ocupaba de sus propios asuntos".
"Siempre vestía igual: pantalón, camisa y chaleco, y siempre tenía la cabeza cubierta", añade.
Ahora que conoce la identidad de su inquilino, no lo duda: "Si lo hubiera sabido, nunca le hubiera dejado vivir en mi casa".
W.Lapointe--BTB