Berliner Tageblatt - Las mujeres participan en un programa de riego para combatir la sequía en India

Las mujeres participan en un programa de riego para combatir la sequía en India
Las mujeres participan en un programa de riego para combatir la sequía en India / Foto: © AFP

Las mujeres participan en un programa de riego para combatir la sequía en India

A medida que las tormentas monzónicas azotan India, las mujeres participan en un programa de riego en las aldeas afectadas por la sequía y esperan que su arduo trabajo acabe con la escasez de agua.

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India, el segundo país más poblado del mundo, tiene dificultades para satisfacer las necesidades de agua de sus 1.400 millones de habitantes. Y el problema se agrava con el cambio climático.

Pocas regiones del centro de India están en condiciones tan duras como Bundelkhand, donde la falta de agua obligó a los agricultores a abandonar sus tierras para trabajar en las ciudades.

"Nuestros ancianos dicen que el arroyo fluía a raudales todo el año pero hoy no hay ni una gota (de agua)", lamenta Babita Rajput, señalando a la AFP una grieta en la tierra.

La "crisis del agua" en la región "secó todos nuestros pozos", explica.

Hace dos años, Babita Rajput se unió a Jal Saheli ("Amigos del Agua"), un programa de irrigación que reúne a un millar de mujeres voluntarias que trabajan en Bundelkhand para rehabilitar los puntos de abastecimiento en agua desaparecidos.

Juntos, llevan piedras y mezclan hormigón para construir presas, estanques y diques que permitirán retener las lluvias monzónicas de junio, una temporada que representa alrededor del 75% de las precipitaciones anuales en India.

- De desierto de polvo a oasis -

La aldea de Agrotha, donde vive Babita Rajput, es una de las 300 localidades donde las mujeres planifican nuevos sitios de captación y embalses.

Según ella, su trabajo permitió revivir media docena de reservas alrededor de su aldea.

Aunque todavía no son autosuficientes, los habitantes de Agrotha escapan de la escasez de agua que 600 millones de indios enfrentan diariamente, según cifras de un grupo de reflexión gubernamental.

Los servicios de abastecimiento de agua de la capital, Nueva Delhi, se ven abrumados por la demanda en verano, y los camiones viajan periódicamente a los barrios marginales para abastecer a sus habitantes.

El Instituto de Política Pública de India, NITI Aayog, prevé que alrededor del 40% de la población del país podría no tener acceso al agua potable para finales de la década.

Las precipitaciones irregulares y los calores extremos están relacionados con el cambio climático en la región de Bundelkhand, afectada por varios largos períodos de sequía desde principios de siglo.

Sanjay Singh, activista de la sociedad civil, capacitó a las mujeres de Agrotha en la recolección y almacenamiento de agua de lluvia, ayudando a la aldea a recuperar el conocimiento perdido décadas atrás, cuando el agua -entonces administrada por los habitantes- se convirtió en un recurso administrado por el gobierno.

"Pero el gobierno no garantiza el acceso al agua a todos los ciudadanos, especialmente en las zonas rurales", lamenta ante la AFP.

Antes de que se iniciara el proyecto de riego en Agrotha, las mujeres tenían que caminar varios kilómetros cada día para tratar, a menudo en vano, de encontrar un pozo que no estuviera seco.

En las aldeas indias, la tarea de recoger agua es asignada tradicionalmente a las mujeres. Varias de ellas son objeto de violencia por parte de sus maridos si no consiguen llevar a casa la cantidad suficiente, explica Singh.

La sequía provocó grandes cambios sociales en la región, empujando a los hombres a trasladarse a las ciudades, dejando atrás a sus familias. Pero, desde su creación en 2005, el programa Jal Saheli ayudó a más de 110 aldeas a ser autosuficientes en sus necesidades de agua, lo que contribuyó a invertir el flujo de población.

Srikumar, una anciana del vecino distrito de Lalitpur, vio cómo su aldea se transformaba de un desierto de polvo en un oasis. Con la ayuda de la organización benéfica de Singh, ella y una docena de otros voluntarios excavaron un tanque del tamaño de un campo de fútbol, que puede contener hasta tres metros de agua después del monzón.

"Las cosas cambiaron para bien. Ahora tenemos suficiente agua, no solo para nuestras casas, sino también para nuestro ganado", comenta. "Sin este pozo, habría sido muy difícil sobrevivir".

D.Schneider--BTB